
En ese minuto te miré a través de un cristal rojizo. Tu rostro era algo difuso...y mientras me hablas me detengo en cada curva que forman tus labios.
El viejo libro sobre la mesa...se quedó a medias nuestra lectura, así solía ser siempre. Cada vez que decía algo recordábamos algún gracioso evento que había ocurrido hace poco. Me reclinaba sobre tu hombro y me dedicaba a observar las nubes, como si en ello se me fuese la vida; y en realidad, así era un poco.
Las copas aún están medio llenas. Fue el vino que casi recién abriste...hace un minuto celebrábamos algo y ya no sé qué era, de cualquier forma ya no hay ánimo para ello.
Te quedaste ahí, en el umbral de la puerta con una mirada acusadora...representando el papel que, se supone, era el mío.
Te miré sin que me importara...estabas ahí, y era igual que si no lo hubieses estado.
Solté una carcajada sin razón alguna. Diste la media vuelta y saliste sin hacer ruido
El viejo libro sobre la mesa...se quedó a medias nuestra lectura, así solía ser siempre. Cada vez que decía algo recordábamos algún gracioso evento que había ocurrido hace poco. Me reclinaba sobre tu hombro y me dedicaba a observar las nubes, como si en ello se me fuese la vida; y en realidad, así era un poco.
Las copas aún están medio llenas. Fue el vino que casi recién abriste...hace un minuto celebrábamos algo y ya no sé qué era, de cualquier forma ya no hay ánimo para ello.
Te quedaste ahí, en el umbral de la puerta con una mirada acusadora...representando el papel que, se supone, era el mío.
Te miré sin que me importara...estabas ahí, y era igual que si no lo hubieses estado.
Solté una carcajada sin razón alguna. Diste la media vuelta y saliste sin hacer ruido