
Huye,
detente...
levanta tu menuda cabeza blanca,
y entorna tus ojos rojizos hacia el sol.
¡Mira!, ¡Mira!
el anaranjado puebla ese cielo,
y ya pronto se teñirá de negro.
Huye...
detente...
espera...
sabes que está cerca,
lo sientes venir,
pero no,
él no está tras de ti,
ni tampoco delante,
ni a tu derecha,
o a tu izquierda...
él está aquí,
lo oyes...
él eres tú desde el otro lado.
¡Ya viene!
se acerca...
te toma entre sus brazos,
entonces lo vez...
¡él eres tú!...
Un último rayo quemante sobre tus orejas...
y adiós
mi trágico conejillo.
detente...
levanta tu menuda cabeza blanca,
y entorna tus ojos rojizos hacia el sol.
¡Mira!, ¡Mira!
el anaranjado puebla ese cielo,
y ya pronto se teñirá de negro.
Huye...
detente...
espera...
sabes que está cerca,
lo sientes venir,
pero no,
él no está tras de ti,
ni tampoco delante,
ni a tu derecha,
o a tu izquierda...
él está aquí,
lo oyes...
él eres tú desde el otro lado.
¡Ya viene!
se acerca...
te toma entre sus brazos,
entonces lo vez...
¡él eres tú!...
Un último rayo quemante sobre tus orejas...
y adiós
mi trágico conejillo.
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