domingo, 1 de febrero de 2009

“Everyone says I love you”


La primera vez que lo dijo fue porque tuvo el valor de escribirlo en un papel, al final de una carta “te amo”. Y desde entonces esa frase se hizo algo común entre ambos, que con secretas y cariñosas sonrisas lo repetían una y otra vez el uno a la otra.
Cierto día se percataron de que aquella frase comenzó a hacérseles un tanto vulgar al oír que era pronunciada por miles de labios a diario. Y hallaron la solución que creyeron más perfecta; decir lo mismo en un idioma completamente distinto.
Con el correr de los días, también esa nueva frase se les hizo insuficiente, y una vez más utilizaron la misma fórmula. Y así corrieron los años, hasta un cierto punto en que luego de haber probado todos los dialectos conocidos por la humanidad, no hallaron el consuelo que esperaban.
Fue entonces cuando en uno de sus miles de paseos en los que sus manos se entrelazaban a través de los centenares de parques lo descubrieron todo; en realidad, no se amaban.

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