.jpg)
De pronto me vi dentro del baño de aquel liceo, pero era tan distinto, y sin embargo sabía que era el mismo lugar. Estaba en el fondo del pasillo cuando de pronto una puerta se abrió y una chica completamente desconocida para mí salió corriendo y riendo.
Mi mejor amiga se acerca a mí, me dice que algo que a penas le oigo, porque en ese instante llega hasta mí una voz que se me hace conocida. Musité tu nombre en un susurro imperceptible. No podías ser tú...
Avancé lentamente por aquel estrecho y oscuro pasillo; mi mano recorre las puertas blancas como queriendo hacerme comprender que aquello es “real”, que es verdad, que no es uno más de aquellos delirantes sueños de horas y días ya pasados...
Me detengo de pronto...oigo tu risa clara. Pasmado veo esos rojos tacones avanzando por las blancas baldosas del piso. Tu cabello dorado cae suelto sobre tu playera azul mientras tu falda se mueve de un lado al otro mientras te veo correr lentamente hacia el espejo.
Pones un poco de rouge rojo en tus labios. Tus párpados oscuros...veo tu rostro reflejado en aquel espejo. Sales de pronto.
Me quedo parado sin saber qué hacer. Mis labios entre abiertos como si quisieses llamarte...como si estuviesen a punto de decir lo que no te dijeron jamás.
Entonces mis recuerdos son diáfanos y luego me veo caminando por un pasillo mientras mi amiga me guía jalándome del brazo, muy risueña y contenta. Yo me dejo llevar sin más; sin una explicación, sin una oposición, sin una sola palabra.
Atravesamos el patio y llegamos a un salón un tanto vacío, pero lentamente se va llenando. Era una fiesta...
No recuerdo nada. Solo que todo aquello acabó y que la gente empezó a irse, y que entonces te vi. Estabas sentada sobre una banca conversando animadamente con una chica que se te parecía mucho. Sostenías un vaso plástico en tu mano.
Entonces me tomaron por el brazo una vez más para que nos marcháramos. Parecía que ya era algo tarde.
Nos acercábamos a ti lentamente. Entonces con una torpe disculpa logré soltarme y me paré frente a ti sonriente:
Te miré...me miraste sonriendo...y sin embargo, no lograste reconocerme.
Mi mejor amiga se acerca a mí, me dice que algo que a penas le oigo, porque en ese instante llega hasta mí una voz que se me hace conocida. Musité tu nombre en un susurro imperceptible. No podías ser tú...
Avancé lentamente por aquel estrecho y oscuro pasillo; mi mano recorre las puertas blancas como queriendo hacerme comprender que aquello es “real”, que es verdad, que no es uno más de aquellos delirantes sueños de horas y días ya pasados...
Me detengo de pronto...oigo tu risa clara. Pasmado veo esos rojos tacones avanzando por las blancas baldosas del piso. Tu cabello dorado cae suelto sobre tu playera azul mientras tu falda se mueve de un lado al otro mientras te veo correr lentamente hacia el espejo.
Pones un poco de rouge rojo en tus labios. Tus párpados oscuros...veo tu rostro reflejado en aquel espejo. Sales de pronto.
Me quedo parado sin saber qué hacer. Mis labios entre abiertos como si quisieses llamarte...como si estuviesen a punto de decir lo que no te dijeron jamás.
Entonces mis recuerdos son diáfanos y luego me veo caminando por un pasillo mientras mi amiga me guía jalándome del brazo, muy risueña y contenta. Yo me dejo llevar sin más; sin una explicación, sin una oposición, sin una sola palabra.
Atravesamos el patio y llegamos a un salón un tanto vacío, pero lentamente se va llenando. Era una fiesta...
No recuerdo nada. Solo que todo aquello acabó y que la gente empezó a irse, y que entonces te vi. Estabas sentada sobre una banca conversando animadamente con una chica que se te parecía mucho. Sostenías un vaso plástico en tu mano.
Entonces me tomaron por el brazo una vez más para que nos marcháramos. Parecía que ya era algo tarde.
Nos acercábamos a ti lentamente. Entonces con una torpe disculpa logré soltarme y me paré frente a ti sonriente:
Te miré...me miraste sonriendo...y sin embargo, no lograste reconocerme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario