
La señorita vestía de rojo, su cabello largo y oscuro; se encontraba absorta en su revista. Levantó su mirada cuando notó que estaba frente a ella.
Sus labios rojos formaron un perfecto círculo, mientras me hacía un gesto muy sutil con su dedo índice…
Me acerco. Ella se incorpora, acaricia mi rostro con sus manos suavemente y de pronto me besa. El contacto entre nuestros labios es largo; la muerdo con suavidad, ella parece disfrutarlo mientras toma una de mis manos y la guía sobre su curvilíneo cuerpo.
La revista está sobre el suelo.
Mis labios sobre su cuello; ella ronronea en mi oído, mientras se desprende de su escasa ropa. Su desnuda piel blanca me provoca. Ella desabrocha mi camisa, pretendo sumarme, pero me lo prohíbe…la escucho susurrándome al oído, me sonríe y araña mi espalda con suavidad. La siento estremecerse y de pronto oigo un gemido…cierra sus ojos lentamente.
La última vez que la vi, ella yacía dormida…dormida para siempre.
Sus labios rojos formaron un perfecto círculo, mientras me hacía un gesto muy sutil con su dedo índice…
Me acerco. Ella se incorpora, acaricia mi rostro con sus manos suavemente y de pronto me besa. El contacto entre nuestros labios es largo; la muerdo con suavidad, ella parece disfrutarlo mientras toma una de mis manos y la guía sobre su curvilíneo cuerpo.
La revista está sobre el suelo.
Mis labios sobre su cuello; ella ronronea en mi oído, mientras se desprende de su escasa ropa. Su desnuda piel blanca me provoca. Ella desabrocha mi camisa, pretendo sumarme, pero me lo prohíbe…la escucho susurrándome al oído, me sonríe y araña mi espalda con suavidad. La siento estremecerse y de pronto oigo un gemido…cierra sus ojos lentamente.
La última vez que la vi, ella yacía dormida…dormida para siempre.