
Cuando abrió sus ojos violetas me observó con avidez. Me sorprendió que aún estuviese allí.
Sus oscuros y finos bucles azabaches estaban algo enredados. Le di la espalda mientras me anudaba la corbata al cuelo; seda rojiza y suave.
Un suspiro lento exhalado por sus dulces labios.
Giro sobre mis talones, y ahí sigue ella; tendida sobre el lecho; su intensa mirada acaricia mi silueta de pálido caballero melancólico.
La miro; me sonríe tiernamente. Se incorpora envuelta en aquellas blancas sábanas de encaje. Camina lentamente hacia mí, mientras el blanquecino género se moldea contra cada curva de su desnudo cuerpo. Toma mi mano y la pone sobre su cintura…
Un minuto de sensual silencio.
Se abraza a mí; veo como la sábana cae sobre el piso que asemeja a un tablero de ajedrez. Ella es la reina en este juego…
Sus oscuros y finos bucles azabaches estaban algo enredados. Le di la espalda mientras me anudaba la corbata al cuelo; seda rojiza y suave.
Un suspiro lento exhalado por sus dulces labios.
Giro sobre mis talones, y ahí sigue ella; tendida sobre el lecho; su intensa mirada acaricia mi silueta de pálido caballero melancólico.
La miro; me sonríe tiernamente. Se incorpora envuelta en aquellas blancas sábanas de encaje. Camina lentamente hacia mí, mientras el blanquecino género se moldea contra cada curva de su desnudo cuerpo. Toma mi mano y la pone sobre su cintura…
Un minuto de sensual silencio.
Se abraza a mí; veo como la sábana cae sobre el piso que asemeja a un tablero de ajedrez. Ella es la reina en este juego…
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