domingo, 10 de mayo de 2009

Lágrimas rojizas


su retrato estaba en la pared de enfrente,
aquella inocente sonrisa y esos profundos ojos azules
que no paraban de ser escrutados por los de él;
tan angustiado en sus ironías,
perdido en sus miles de libros de antigua filosofía,
en sus cavilaciones inciertas
en sus destellos de locura y soledad…

solo dime – decíale – dime porqué siempre es así
te has ido,
te he apartado
y tú tan solo pudiste mirarme
mientras tus ojos se apagaban lentamente…
quisiera tener el valor

y tan solo dejar de ser un maldito,
poder tomar tu mano y sentirte…
pero fui yo quien lo hizo
fui yo quien sesgó tu frágil mirada de cristal…
he sido yo quien ha construido su propio infierno
en lo que antes fue nuestro paraíso.

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