domingo, 10 de mayo de 2009

Le jeune fille rousse


La noche oscurecía su alma
de eterna Julieta relegada a sus platónicos
amoríos
de tiempos perdidos
soledades crecientes...
Algo de pronto conmocionó el tétrico silencio;
violo entonces a él:
el personaje más que siniestro,
cuya melancólica mirada se posó sobre
la pálida piel de ella;
con sus ojos almendrados,
y su serena mirada
de dama martirizada
por ajenos recuerdos
por esperanzas truncadas...
Romeo,
eterno Romeo,
envolvió a su Julieta en un cálido abrazo,
apartó los rojizos bucles desde su fino cuello;
sus labios se acercaron
deseosos,
luego de un segundo, lo que buscaban encontraron;
la diáfana vida por fin
a él
había regresado.

1 comentario:

  1. La verdad sí, la vida diría yo, me ha llevado a tener algo de afinidad con el romanticismo un tanto clásico, con un toque personal siempre, el único que te acepta, no sé si sea el único que te acepta, no conozco los demás casos, pero por gustos de vez en cuando nos conectamos, un poquito meláncolico soy, a veces, ¿eso será?, respuesta no tengo, pero leerte me agrada, bastante. Me gustan los rincones, a veces son fríos, a veces un poco más cálidos, es placentero un arrinconamiento, los rincones son de mi agrado.

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