sábado, 4 de julio de 2009

Sex, Lies, and Videotape

Una inocente sonrisa en aquel maquillado rostro. Esos rizos azabache cayéndole sobre los hombros, su voz suave y sus sollozos de por medio.
Te miraba y eras la reina de los falsos equívocos. Tan solo estabas ahí, con tu lindo rostro surcado por dos estéticas pequeñas líneas negras que partían desde tus verdes ojos...tus labios temblaban, pero eran tan sensuales como siempre, y aquel vestido ajustado ceñía perfectamente tu curvilínea figura.
Oí tus lamentaciones, mientras te paseabas de un lado al otro de la sala, ocultando tus lágrimas tras un pañuelo de raso y encajes.
- Tan solo mírate, si hasta pareces la respetable señorita que intentabas representar la noche pasada… Lo lamento - no puedo reprimir una sonrisa algo burlona.- Mi amor, eres tan dulce, pero ¡diablos!, lo sabes, soy tan bueno haciendo de malo.
Me diriges una mirada cortante y seca. Tus sollozos se detienen. Coges la botella rota.
- Esto no es una maldita película…yo no soy Bettie Page, o Louise Brooks, ¿me oyes?
- Pero vaya…eres la perfecta maniquí con el rostro de una estrella muerta, mi vida.
Oigo un ruido sordo. El resto de botella ha ido a dar contra la pared.
Me acerco, te afirmo de las muñecas. Intento besarte, no te dejas. Forcejeamos; lo logró. Me muerdes el labio inferior; te suelto rápidamente. Me llevo la mano a los labios: sangro. Me río.
Me das una bofetada. Te arrepientes. Te lanzas sobre mí, caemos sobre el diván.
Mi corbata va a dar al suelo.
El cigarrillo en mi mano sigue encendido.

Corte, quedó perfecto.

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