sábado, 4 de julio de 2009


Sus labios estaban sellados desde que el sol
brilló por vez primera en sus disolutas,
oscuras pupilas
sus dedos se aferraban a aquella tenue esperanza de
redención;
atada al destino de aquella tácita perfecta dama
de triste mirada
y versos altaneros.
Su alma yacía postergada en los ocasionales ruegos
de tiempos pasados
lugares borrados
y alegrías malsanas...
Iba quedándose en cada estación,
deteniendo el tiempo,
transformando el triste viento;
melancólico como aquella que tantas noches sueña...
imposible como un suspiro a media tarde.

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